El Señor es misericordioso y el amor de Dios es bondadoso. Nuestro Padre Celestial nos cuida y demuestra un amor tan grande y sano, que es como un agua clara que limpia nuestra alma y renueva nuestro espíritu. Supuso que en nuestros peores momentos necesitaríamos de su misericordia, y envió a su único hijo a morir por nuestros pecados. El verdadero amor es el de Dios, porque siempre vela por nuestro bienestar, nos enseña, nos disculpa cuando estamos descarriados y muestra cual es el verdadero camino.
Dios en su amor es bondadoso, nos enseñó cómo debíamos obrar. Convirtió nuestra lengua en un instrumento para bendecir y no maldecir. Organizó nuestros pensamientos y lleno nuestro espíritu de amor, el conocimiento que tenemos y los talentos nos los dio. En todo momento el Señor pensó en el bienestar de su pueblo, y en los momentos más duros Dios nos bendijo. Labró con sus manos nuestro ser, y llenó nuestra casa de bendiciones. Nos llenó de familia, amigos y bienestar, cómo no estar orgulloso de ser el hijo del Rey de Reyes y Señor de Señores.
El amor de Dios es bondadoso
Nos dio un corazón bondadoso para perdonar. Quitó los malos pensamientos de nuestra cabeza, y usó nuestro ser como un vaso para impartir su palabra. Cada uno de sus beneficios nos fue dado. Su amor nos perdona, cobija y ampara, el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y le son fieles. Cada uno de nuestros pasos fue dispuesto por Dios, porque en nosotros Él tiene complacencia. Hizo que su palabra llegara a las naciones a través de su amor, y nos enseñó como un padre que educa a su pequeño hijo. Como dice en 1 corintios 13 el amor de Dios es innegablemente grande:
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
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Dios les bendiga grandemente
Gloria al santo padre